Los ministros de Exteriores de la UE y del Grupo de Río acordaron este miércoles en Praga trabajar codo a codo para atajar la crisis mundial, dando más peso a naciones emergentes y en desarrollo, pero no lograron el aval de países como Cuba y Venezuela, que exigen un nuevo orden financiero.
"Es importante que, en tiempos de crisis económica, los problemas globales sean resueltos de forma común entre nuestros continentes", declaró el canciller checo, Jan Kohout, cuyo país ejerce la presidencia de la Unión Europea (UE).
Los misnitros, reunidos en Praga en su cita bienal, destacaron que la crisis exige una "respuesta concertada global" para impulsar el crecimiento y garantizar una economía mundial "más equilibrada", según una declaración conjunta.
En este sentido, estimaron que "las economías emergentes y en desarrollo, incluidas las más pobres, deben tener más voz" en la comunidad internacional, reconociendo el impacto de la crisis en los países menos favorecidos, "en especial en América Latina y el Caribe".
Al tiempo que abogaron por un "acuerdo ambicioso" para la liberalización del comercio mundial en la ronda de Doha, destacaron la importancia de que la crisis no lastre las promesas internacionales de solidaridad, como los Objetivos del Milenio de la ONU para reducir la pobreza.
No obstante, seis países latinoamericanos - Bolivia, Cuba, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Venezuela -, emitieron un comunicado separado para marcar sus diferencias respecto a la postura común de los jefes de Exteriores.
En particular estimaron que la crisis pone de manifiesto la necesidad de una "profunda transformación de la actual arquitectura financiera internacional" y pidieron el establecimiento de un nuevo orden basado en los principios de "justicia y solidaridad".
El viceministro ecuatoriano, Lautaro Pazo, arremetió contra las medidas de rescate económico adoptadas por el G20 en abril en Londres, en particular, la dotación de nuevos fondos para el Fondo Monetario Internacional.
"Si las instituciones actuales crearon la crisis es porque se exageró el valor del capital", dijo Lazo a la prensa, defendiendo la creación de una "nueva arquitectura financiera" con una "dimensión social", que incluya un comercio justo y una economía solidaria.
Los cancilleres de la Unión Europea y del Grupo de Río, integrado por 23 países latinoamericanos y caribeños, abordaron igualmente el miércoles, primer día de su cita, la necesidad de que ambos bloques refuercen conjuntamente la seguridad energética y la lucha contra el cambio climático, indicó la comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner.
"Vamos a trabajar conjuntamente, porque las dos regiones queremos una conclusión positiva de la conferencia de Copenhague", dijo la comisaria en relación a la cita de diciembre en que la comunidad internacional está llamada a consensuar un ambicioso acuerdo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
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