sábado, 23 de mayo de 2009

LA NECESIDAD DE UNA NUEVA ÉTICA BANCARIA

JUAN TORRES LÓPEZ, CATEDRÁTICO DE ECONOMÍA EN LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA

Diagonal.  Número 101

La tremenda crisis en la que estamos es el resultado directo de la bancarrota del sistema bancario internacional y ésta, a su vez, de la gigantesca acumulación de riesgo que ha provocado la búsqueda incesante de liquidez para multiplicar con ella la deuda y el beneficio asociado a ella.

Cuando la feria especulativa se ha venido abajo, las economías de todo el mundo se han paralizado. El capitalismo no puede funcionar sin el combustible del crédito y prácticamente todo el que había se lo han gastado los bancos yendo y viniendo al casino.

Se le puede dar las vueltas que se quiera, pero la única alternativa de futuro, la única respuesta que puede proporcionar estabilidad a medio y largo plazo a la economía mundial es el establecimiento de un nuevo régimen de intermediación financiera que garantice que los recursos fluyen entre los sujetos económicos en función de la lógica de la necesidad y no del lucro especulativo. A medio plazo, eso significa que hay que acabar con la privatización del poder monetario, con el privilegio de crear dinero a partir de la deuda de la que disponen los bancos y que, por el contrario, hay que establecer redes de circulación monetaria y de financiación más descentralizadas y vinculadas a los diferentes niveles en los que se lleva a cabo la vida económica (internacionales, de relación con los Estados, entre consumidores y entre pequeños o medianos productores, etc.) y que funcionen sujetos a principios éticos muy diferentes a los que mueven al negocio bancario.

Por ello, y mientras tanto, es preciso reclamar y fortalecer nuevos principios de comportamiento financiero, de una nueva ética bancaria. El dinero mata y el sistema bancario al que confiamos nuestros recursos es el instrumento que se está utilizando para legitimar y para que no queden rastros del crimen contra la humanidad que se está perpetrando. Poco a poco, día a día, hemos de ir minando su poder y su lógica inhumana.

De momento, buscando y ayudando a crear y a arraigar en nuestro alrededor alternativas de banca ética, llevándonos allí el dinero del que podamos disponer y, al mismo tiempo, denunciando y combatiendo el uso depredador e irresponsable que la banca tradicional hace del dinero de la gente.



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