lunes, 12 de octubre de 2009

EN RECUERDO DE GREENSPAN, EL ORÁCULO DE WALL STREET

Charly en Economía catastrófica


Todo el mundo habla de que este hombre, Greenspan, fue uno de los principales culpables de la crisis financiera en la que estamos por mantener durante muchos años el dinero a tan bajo interés lo que permitió el endeudamiento (apalancamiento) salvaje de la sociedad americana, endeudamiento que originó las hipotecas subprime y la especulación salvaje que fueron las causas principales de la burbuja financiera. Los grandes especuladores siempre actúan con dinero prestado.
Pero ese señor hizo una mucho más gorda a mi entender cuando en 1999 convenció al presidente de EEUU por aquel entonces Clinton, para que aboliese una ley que duraba ya más de 60 años, concretamente desde después de la Gran Depresión de los años 30, que impedía a la banca comercial ser banca de inversión al mismo tiempo. A partir de esa fecha la gran banca comercial pasa a ser también de inversión y empieza a depredar hasta que 8 años después se alcanza el desastre financiero actual.


Bueno todo esto parece un plan perfecto para favorecer a los de siempre, 1º Eliminan la ley que impide a la banca comercial especular 2º Compran valores en Bolsa 3º Se presta gratis a todo el mundo todo el dinero que piden 4º La Bolsa sube, la burbuja financiera sube 5º Falta poco para que la burbuja explote y venden los valores comprados ahora que están por las nubes 6º Se continua prestando gratis todo el dinero que se pide para conseguir que la burbuja explote 7º La burbuja explota. 8º Vuelven a comprar ahora que la Bolsa está por los suelos. 9º Y vuelta a empezar

Realmente el oráculo ha tenido mucho que ver en este desastre.



viernes, 9 de octubre de 2009

NO CABE SALVAR ESTA ECONOMÍA. ERA TODA UN ESPEJISMO


El Partido Laborista británico, que se niega a enterrar a Gordon Brown, exalta a Peter Mandelson como héroe y no comprende por qué es hoy tan impopular, ha celebrado esta semana su congreso en la ciudad costera de Brighton, calificado por algunos de "surrealista". Deborah Orr analiza con agudeza su problema más grave. 
Podía haber asistido al congreso del Partido Laborista. Lo que pasa es que pensé: ¿para qué desperdiciar un viaje a la costa? Pero sigo asombrada de la tímida mendacidad del acontecimiento. Allí estaban todos, esperando todavía contra toda esperanza que se les fuera a conceder todo el mérito -y otro mandato en el poder- por haber "salvado la economía", mientras prometían formalmente a la vez enfrentarse a los problemas sociales para poner freno a los cuales se les eligió hace doce años.    
 En primer lugar, ¿por qué no acaban de entender los políticos laboristas que no valía la pena "salvar" la "economía", puesto que ha exacerbado los mismos problemas sociales por los que ahora se retuercen las manos (de nuevo)? En segundo, ¿por qué no comprenden que de todos modos no se puede salvar la "economía" que fomentaron? Acabose porque era un espejismo.  
La transición de una economía de base manufacturera a otra centrada en las capacidades, iniciada con Thatcher en los años 80 y continuada de forma tan entusiasta por el Nuevo Laborismo, ha sido un fracaso. Sus éxitos no serían más que escombros, de no ser por los andamios levantados en torno para apoyar su rescate.
De nada vale gritar que el derrumbe lo provocaron las "condiciones internacionales". Poco antes del desplome financiero, el laborismo se emocionaba haciendo notar que Londres acababa de rebasar a Nueva York como centro financiero más poderoso del mundo. Gran Bretaña desempeñó un papel considerable a la hora de establecer esas condiciones internacionales, con un ministro de Economía [entonces el mismo Brown] que pensaba que podía aprovechar el dinero generado por una economía de libre mercado para cumplir con los servicios públicos y dejar a todo el mundo contento.
No todo el mundo está contento, como muestran las encuestas con sobrada claridad. Sí, nos agrada que haya mejorado el NHS [la sanidad pública británica], aunque sea desigualmente.[1] Y no, no estamos seguros de que nuevas instalaciones escolares hagan más capaces a esas instituciones para poder enfrentarse a los múltiples problemas con que llegan algunos alumnos. De todos modos, ¿podemos considerar que la construcción de esos edificios, de acuerdo con iniciativas financieras privadas, signifique verdaderamente "arreglar el techo mientras sigue el sol brillando"? John Maynard Keynes no habría dicho tal cosa. Pero tampoco habría pretendido que se podía proscribir el auge y el desplome.
Hoy Keynes abogaría por utilizar el dinero público en programas de  construcción de vivienda pública e inversión ferroviaria, dos cosas que Gran Bretaña tanto necesita, pero que no se puede permitir, precisamente porque Brown era -y no es- keynesiano. Si se hubieran atendido hace años esas mismas necesidades, probablemente no estaríamos metidos en el bonito desastre que tenemos ahora.
Los sectores de gran crecimiento durante el "boom" fueron el inmobiliario y sus servicios auxiliares, a gran y a pequeña escala, y el mismo sector financiero (todos dependientes en grado sumo de la burbuja inmobiliaria). Aparte de eso, no fue tanto el crecimiento que hubo, salvo en la bendita industria de siempre, que ha demostrado una resistencia bastante flexible frente a los esfuerzos por externalizarla. Sin la hiperinflación de los precios de la vivienda causada por un problema de oferta y demanda, no habría habido "boom" del que hablar.
Ese llamado prodigio económico conllevó un alto precio social. Los que se quedaron fuera del "boom" de la vivienda, las gentes de salarios demasiado reducidos como para competir en un mercado de la propiedad agresivo, o los que dependían de prestaciones, no tenían la impresión de formar parte de este milagro, por la sencilla razón de que no estaban en él. Las noticias a lo largo del verano según las cuales cerca del 60% de los inquilinos de vivienda de protección oficial vio su alquiler pagado por el Estado fueron recibidas como una suerte de juicio sobre el tipo de gente que "conseguía" vivienda social. En vez de eso, nos ilustra sobre cómo ha quedado Gran Bretaña compartimentada en guetos.   
¿Les "tocaron" sus viviendas de protección oficial a aquellos que reciben prestaciones a causa de los buenos colegios y hospitales de la zona? No lo creo. Donde menos ha penetrado la mejora de los servicios públicos ha sido en los puntos negros de la economía. Pero de algún modo, pese a su mala salud, a su baja esperanza de vida, a la desgracia grabada en los rostros jóvenes echados a perder por la dureza de su vida, los más pobres y aquellos más destructiva y horriblemente airados se ven señalados como si hubiesen estropeado un precioso paraíso por razones que ningún político llegaría a comprender. 
Pues también se ha despilfarrado el capital social en los últimos doce años. El laborismo alcanzó su aplastante victoria rechazando las ideas conservadoras de que los pobres, quienes tenían viviendas deficientes, los adictos, los deprimidos, los ignorantes, debían considerarse responsables de serlo. La gente había sufrido los recortes de los servicios públicos y la pérdida de empleo en el seno de sus propias familias, y comprendían los estragos que habían causado.       
Hoy nuestra sociedad está atomizada y el más somero vistazo al quintil situado en la parte inferior basta para justificar el desprecio y la aversión. Son malos: malos padres, malos hijos, un mal montón, y nada más que malo. Sin embargo, su mayor problema es que los empleos que en otro tiempo podrían haber desempeñado los tiene ahora la gente en China. La economía basada en las capacidades les ha pasado de largo. No están equipados para formar parte de la industria de servicios. Desde un punto de vista económico, hablamos de gente que no existe.
Lo triste es que el estamento político occidental comprende bien que la crisis financiera ha cambiado las reglas del juego. Saben que no pueden mantener el control de la globalización. Por eso han dado tan cortésmente su consentimiento a la idea del G20 como generador primero de la política económica. La idea de que China pudiera ser un puesto colonial avanzado de carácter industrial, que fabrique dócilmente aquellas cosas que no podríamos permitirnos comprar si las hiciéramos nosotros, ya es historia. Occidente le debe demasiado dinero a China como para seguir siendo su dueño en lo económico. El mismo Brown se da cuenta de ello, aunque sea incapaz de hablar de algo más concreto que "el primer gobierno laborista de esta nueva era global".  
El estamento político comprende que la transición sociopolítica a esta nueva de fase globalización va a ser extremadamente dolorosa. Por eso, las naciones del G 20 se muestran de acuerdo en que deben continuar los estímulos fiscales. Occidente mantiene las cosas al ralentí, y con la esperanza de que la resiliencia y el ingenio humanos hallarán la forma de volver al camino del crecimiento perpetuo, como siempre sucede. 
Pero la idea de crecimiento económico perpetuo, aun cuando pueda, masajeada, volver a corto plazo a la vida, ya tuvo su momento. Por más que fuera en si misma sostenible, aun así nos aniquilaría. Hace unos 160 años, John Stuart Mill reflexionaba sobre la posibilidad de un "estado estacionario", avisando de que la consecuencia del crecimiento ilimitado sólo podía ser la destrucción medioambiental y el empobrecimiento de la calidad de vida. "Sólo en los países atrasados del mundo sigue siendo una meta importante el aumento de la producción", escribió. "En los más avanzados, lo que se necesita desde el punto de vista económico es mejor distribución". Para Brown, sin embargo, el sueño de un crecimiento revitalizado todavía resulta, de un modo deslumbrante, seductor. Es su único modelo de éxito político.

NOTA T.: [1] El mismo día de publicación de este artículo, 1 de octubre, The Guardian recogía como titular principal de su portada "El FMI advierte de que deben recortarse los costes del NHS para hacer frente a la deuda".
 Deborah Orr es columnista del diario británico The Guardian. 




jueves, 8 de octubre de 2009

LA DOBLE MORAL DE LOS LIBERALES Honduras y Colombia


El Plural


El pensamiento liberal siempre ha utilizado un discurso que enfatiza, en teoría, la defensa de los derechos individuales como razón de su propia existencia. En su versión económica, esta filosofía política utiliza este marco ideológico para promover la supremacía del mercado, en el cual el individuo consumidor supuestamente define las prioridades de la sociedad a través de su consumo. De ahí se deriva –según el credo liberal- la supremacía del mercado sobre el estado. No es pues sorprendente que haya sido el mundo empresarial el que haya promocionado con mayor intensidad el liberalismo, presentándose a si mismo como el gran defensor de las libertades individuales.La experiencia histórica, sin embargo, muestra que tal tradición liberal raramente ha respetado sus postulados ideológicos de respeto y defensa de las libertades individuales. Es bien conocido que uno de los mayores puntos de referencia del liberalismo, el economista Milton Friedman, apoyó la dictadura del General Pinochet (ver Navarro, “La prensa liberal y Milton Friedman”, en www.vnavarro.org sección economía política). En España conocemos muy bien esta incoherencia liberal. Fue precisamente un portavoz muy visible del liberalismo español, el banquero Juan March, el que, cuando vio sus intereses empresariales afectados por las políticas públicas del gobierno republicano democráticamente elegido, apoyó el golpe militar del año 1936 que instauró una de las dictaduras más crueles y sangrientas que haya conocido Europa en el siglo XX. Según el Profesor Edward Malefakis de la Universidad de Columbia, en Nueva York, investigador del fascismo en Europa, por cada asesinato político que hizo Mussolini, el dictador Franco hizo 30.000. En realidad, la Banca (que era el poder fáctico promotor del liberalismo en España, hecho que continúa hoy) fue el grupo fáctico, liderado por la Banca March, que financió aquel golpe militar. Un tanto semejante ocurrió en Cataluña con otro gran empresario liberal de la industria catalana, Francesc Cambó, el cual apoyó también vivamente el golpe militar cuando vio sus intereses de clase afectados por las políticas públicas del gobierno republicano democráticamente elegido.
Una situación semejante ha ocurrido a raíz del reciente golpe militar en Honduras que depuso a un gobierno democráticamente elegido. Los medios de información liberales españoles explicaron el golpe militar utilizando el mismo argumento que utilizaron los golpistas en Honduras para justificarlo, es decir, la necesidad de impedir que el Presidente Zelaya modificara la Constitución para perpetuarse en el poder. Una voz prominente de este coro liberal ha sido la de Mario Vargas Llosa que como era de prever, en un artículo en El País ("El golpe de las burlas", 12.07.09), aunque crítico en las formas, defendió la destitución del Presidente Zelaya, con los mismos argumentos. Según él, no podía permitirse que Zelaya se perpetuara en el poder. Mario Vargas Llosa, así como la mayoría de medios liberales, añadieron que la destitución de tal mandatario era también una lógica consecuencia de la falta de apoyos al Presidente Zelaya y a su elevada impopularidad, citando encuestas que en otro artículo mostré estar claramente manipuladas ("Las falsedades sobre Honduras", Público, 23.07.09).
El golpe militar en Honduras inició una enorme represión en contra de las fuerzas políticas que apoyaban al Presidente Zelaya, represión que incluyó la disminución sustancial de los derechos políticos y civiles de la población hondureña, con el cierre de medios de información contrarios al nuevo gobierno golpista y persecución de periodistas críticos del nuevo régimen. Otras medidas represivas incluyeron la interrupción del suministro eléctrico a medios no favorables al nuevo régimen, la violenta supresión de manifestaciones a favor del Presidente Zelaya, asesinatos y arresto de líderes de la resistencia frente al gobierno golpista, restricción de movimientos de la población y muchas otras medidas represivas que apenas aparecieron descritas en aquellos medios liberales. Ninguno de ellos (repito, ni uno) denunció aquella represión. Y Mario Vargas Llosa, que se presenta como un gran defensor de los derechos individuales, ha permanecido en un silencio ensordecedor.
Esta enorme represión ha alcanzado su máxima expresión en la vuelta a Honduras del Presidente Zelaya. Hay hoy un estado de sitio con una ocupación del país por parte de su propio Ejército. Recordando la situación de Chile durante el golpe del general Pinochet, también un estadio, el estadio de Chochi Sosa está siendo utilizado como campo de detención para los resistentes al regimen. Este estado de sitio es la mejor prueba de la falsedad de los argumentos utilizados tanto por los golpistas hondureños como por Mario Vargas Llosa que subrayaron la supuesta impopularidad del Presidente Zelaya. Si el Presidente Zelaya era tan impopular como ellos indicaron, ¿como explican que el nuevo gobierno golpista haya sido forzado a imponer tanta represión y brutalidad? Y repito la pregunta, si el golpe era tan popular, ¿cómo explican tanta resistencia? En realidad, la historia de América Latina está llena de casos como Honduras. Cuando las oligarquías dominantes (todas ellas muy “liberales”) ven sus intereses afectados por las políticas públicas de un gobierno democráticamente elegido, sacan su Ejército a la calle, iniciando las dictaduras que han dominado aquel continente. Y casi siempre, por cierto, con el apoyo de las voces liberales, supuestamente defensoras de la Constitución (ver mi artículo la "¿Se repite la historia en Latinoamérica?" El Plural, 21.09.2009).
El silencio de estas voces liberales hacia aquella brutal represión, se ha roto ahora, no para condenar la represión, sino para condenar la vuelta de Zelaya a su país del cual es Presidente. Señalan que no tenía que haber vuelto pues ha contribuido a crear las tensiones existentes. Las tensiones sin embargo, han sido creadas por los golpistas que realizaron el golpe y que han rechazado todas las medidas de resolución del conflicto.
El apoyo liberal a Uribe
Esta condena de los liberales hacia Zelaya contrasta con su apoyo al Gobierno Uribe en Colombia, el cual, está intentando cambiar la Constitución para “mantenerse en el poder”. No hay evidencia, por cierto, de que Zelaya intentara mantenerse en el poder, argumento utilizado para explicar (Mario Vargas Llosa) o justificar (los golpistas) el golpe militar. Incluso en el caso de que la encuesta del 28 de junio que Zelaya favoreció (preguntándole a la población si deseaba establecer una Asamblea constituyente) se hubiera podido realizar y la población hubiera favorecido el establecimiento de tal Asamblea, el Presidente Zelaya habría tenido que dejar el cargo en enero de 2010, sustituido por un nuevo presidente. Lo único que podría haber ocurrido, en caso de que la nueva Constitución lo permitiera y Zelaya lo deseara, es que éste podría haberse presentado a las elecciones en un futuro lejano, después de que el mandato del nuevo presidente terminara y cuando la nueva Constitución lo indicara. De ahí que la acusación a Zelaya de perpetuarse en el mandato presidencial sea falsa.
Ahora bien, la que no es falsa es la de Uribe que está moviendo cielo y tierra para mantenerse en el poder. Ahí, sí que el caso es claro y transparente. Lo dice el propio Uribe. Éste quiere cambiar la Constitución para mantenerse en el poder. Y no ha habido ninguna denuncia de Mario Vargas Llosa y otros liberales, como tampoco han denunciado la enorme represión existente en Colombia en contra de las fuerzas políticas pacíficas colombianas que se oponen a su gobierno. En realidad, Colombia es uno de los países de Latinoamérica donde sistemáticamente se violan más los derechos civiles y políticos de los individuos. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha denunciado al gobierno Uribe por la violación sistemática de los derechos sindicales y laborales. Como ha indicado la OIT, Colombia, dirigida por el gobierno Uribe, es el país del mundo donde han sido asesinados más sindicalistas y, por cierto, también más periodistas. Y muchos de estos asesinados se han realizado por la policía política directamente dirigida desde el gobierno de Uribe. Mario Vargas Llosa ha mantenido un silencio también ensordecedor sobre tal represión.
Es más, los paramilitares colombianos, una de las fuerzas más represivas en Latinoamérica (establecidas y apoyadas por Uribe por muchos años), han ayudado al gobierno golpista hondureño en la protección de la oligarquía hondureña, sin que haya sido siquiera noticia en aquellos medios liberales. ¿Se imaginan que hubieran dicho tales medios si tropas del Gobierno Chávez hubieran ido a Honduras en apoyo de los movimientos populares en contra del gobierno golpista? La respuesta hubiera sido histriónica. Estos son ejemplos, no solo de la profunda incoherencia de los supuestos defensores de las libertades individuales, sino de su doble moral, altamente moldeable según sus intereses de clase.
Vicenç Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Políticas Públicas de The Johns Hopkins University, U.S.A.



miércoles, 7 de octubre de 2009

PARA QUE LA ESPECULACIÓN PAGUE

Tomás Lukin


En el G-20 algunos líderes plantearon la posibilidad de un impuesto al movimiento de capitales. Sin mucha voluntad política, indicaron que el FMI sería el encargado de cobrar ese tributo. Más firme, Joseph Stiglitz reclamó la fijación de ese impuesto.


La aparente estabilización del descalabro global que difunde el Fondo Monetario consiguió postergar las reformas estructurales de la arquitectura financiera a las que se habían comprometido los miembros del G-20. Así, las propuestas de cambio quedaron reducidas a una materia de estudio, como la creación de un impuesto a las transacciones financieras global. Ayer, el economista Joseph Stiglitz se sumó al grupo de especialistas que en las últimas semanas reactivaron la propuesta para instalar un tributo que desestimule las operaciones especulativas con divisas y otros instrumentos financieros. La idea está presente desde 1972 y se la conoce como tasa Tobin. El establishment financiero global se opone firmemente a la instalación de este tipo de impuestos a escala global que complicarían algunos negocios muy rentables.

La propuesta de Stiglitz se suma a las declaraciones en ese sentido que ya hicieron la mandataria alemana, Angela Merkel; el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, y el primer ministro inglés, Gordon Brown. Frente a la postergación en las reformas regulatorias, la reaparición de la tasa Tobin como herramienta para disminuir el grado de volatilidad en las operaciones financieras transnacionales parece, por ahora, más un atajo discursivo que una declaración de intencionalidad política.

Los países centrales invirtieron alrededor de 4 billones de dólares para rescatar a sus entidades financieras del colapso y el argumento de Stiglitz para impulsar la aplicación del gravamen en este momento en que la crisis la tienen que pagar los responsables: “El sector financiero contaminó la economía global con activos tóxicos y ahora deben limpiarla”, sostuvo el profesor de la Universidad de Columbia. La propuesta de Stiglitz es aplicar una tasa marginal a todas las operaciones financieras transnacionales y la recaudación podría destinarse a “ayudar” a los países pobres. “Los gobiernos dieron a los bancos dinero cuando ellos realizaron préstamos malos. Esa es la razón por la que hay un consenso amplio de que debería imponérseles tributaciones.” Según estimó el economista, esa medida generaría de 60 mil a 70 mil millones de dólares anuales. Los cálculos varían según el monto de la alícuota.

Especialistas como Dani Rodik reconocen el limitado alcance que tendría la imposición de un impuesto frente a la magnitud de los desbalances globales, pero remarcan que es un “buen punto de partida” o, como sostuvo el creador del impuesto, James Tobin, “un grano de arena en el engranaje financiero”. Sus defensores sostienen que una tasa marginal a las operaciones financieras transfronterizas desestimularía las operaciones especulativas de corto plazo.

La propuesta de Tobin, declarado defensor del libre comercio, surgió en 1972, meses después de que Estados Unidos decretara el fin del sistema de tipos de cambio fijos instalado en Bretton Woods. El objetivo del economista era lograr que los tipos de cambio flotantes no fueran tan volátiles. En 1971 sólo once bancos de Wall Street operaban en los mercados de divisas, hoy con la desregularización y liberalización el número ronda las 200. Según el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), entre 1992 y 2001, el promedio diario de operaciones en el mercado de divisas pasó de 776 mil millones de dólares a 1,17 billón de dólares. Esas operaciones superan en más de 50 veces el comercio diario de bienes y servicios.

Los mandatarios que incluyen en su discurso la posibilidad de instalar este tipo de impuesto postulan al revitalizado FMI como ente global de aplicación. Sin embargo, el mismo titular del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, desestimó la posibilidad de avanzar sobre la tasa Tobin: “No creo que una idea tan simplista funcione por muchas razones, pero sobre todo por motivos técnicos, porque sería muy difícil de implementar”, apuntó. Más sincera fue la respuesta que el propio Tobin dio en 2001 al diario alemán Der Spiegel. “No hay ninguna oportunidad, me temo. La gente que decide en el mundo financiero internacional está en contra”, sostuvo el economist.




martes, 6 de octubre de 2009

EL NUEVO ROL DEL FMI: SER LA MANO DERECHA DEL G-20


The Wall Street Journal


El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, está haciendo campaña para convertir el fondo en una especie de banco central con al menos US$1 billón (millón de millones) en activos para prestar a países en desarrollo en caso de una crisis.

"Estas reuniones anuales pueden ser el punto de partida para un nuevo FMI", dijo en una conferencia de prensa antes de inaugurar la asamblea anual de la organización. "Y cuando les estén hablando a sus nietos les podrán decir que estuvieron en Estambul durante este momento".

Pero una realidad muy diferente se esta configurando: esencialmente, el FMI se está transformando en el brazo de gestión del G-20, una organización de países desarrollados y en vías de desarrollo que no tiene una sede permanente, personal ni reglas de afiliación. Hasta ahora, los líderes del Grupo de los 20 han operado como la junta directiva de la economía global y necesitan que el FMI los ayude a desarrollar esa función.

El FMI analizará planes propuestos por los países del G-20 para estimular el crecimiento y supervisará el nivel de cumplimiento de sus miembros. Junto con la Junta de Estabilidad Financiera, una organización de banqueros centrales y reguladores, el FMI desempeñará una tarea similar sobre propuestas de regulación, incluyendo un posible impuesto sobre las instituciones financieras para que ayuden a pagar por el desmantelamiento de firmas en problemas que de otra manera serían consideradas demasiado grandes como para dejarlas colapsar. El G-20 también cuenta con el FMI para emitir advertencias sobre la inminencia de burbujas de activos y otros problemas graves.

En una reunión en noviembre en Escocia, los ministros de finanzas del G-20 planean determinar los procedimientos precisos para esto.

"Esperamos que el FMI juegue un papel clave y colabore en la evaluación de las políticas económicas y financieras del G-20, así como en la definición de una postura de vista sobre el equilibrio y sostenibilidad de la economía global", dijo el secretario del tesoro de EE.UU., Tim Geithner, a un comité del FMI.

La estructura más dinámica es la respuesta a un continuo problema político del fondo: sus accionistas más grandes a menudo ignoran sus consejos. El FMI presionó durante años a China para que aceptara que su moneda estaba peligrosamente devaluada, pero luego el fondo cedió para reparar las relaciones con Beijing. EE.UU. ha ignorado las recomendaciones del FMI sobre los bancos.

Ahora, el G-20 manejará la política de la economía global principalmente a través de la evaluación de sus políticas entre los mismos miembros y la presión a los países para que cumplan sus promesas. En el caso de China, eso significa depender menos de las exportaciones (y por consiguiente dejar que su moneda se aprecie), y en el caso de EE.UU. significa la reducción de su deuda a largo plazo. El G-20 "le dará una ventaja política a algunas de las cuestiones que tienen lugar en el FMI", dijo el ministro de Hacienda británico, Alistair Darling.

Una disputa creciente fue evidente en la asamblea de Estambul. En una reunión independiente, el presidente de la junta directiva de Deutsche Bank AG, Josef Ackermann, se quejó de que las nuevas capas de regulación que están siendo consideradas por el G-20 podrían asfixiar el crecimiento. Geithner y Darling rechazaron las advertencias del banquero. "Eso no se compara con el mayor riesgo que enfrentamos hoy", agregó Geithner.

El nuevo papel de administrador del FMI podría aliviar las presiones políticas sobre el G-20 que ejercen naciones que no son parte del club. El ministro de Finanzas de Egipto, Youssef Boutros-Ghali, que encabeza el comité de políticas del FMI, se preguntó "¿cuál es el papel de los otros 165 países? Son 2.000 millones de personas que se quedan fuera".

El cambio en el poder institucional global también se reflejó en otro frente. Los ministros de Finanzas del G-7 (EE.UU., Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y Japón) se reunieron, como es habitual, antes de la asamblea anual del FMI. En el pasado, dichos encuentros llegaron a opacar al FMI. Esta vez, el G-7 jugó un papel de bajo perfil.

NUEVO ROL DEL FMI: 

lunes, 5 de octubre de 2009

LOS IMPUESTOS DE LOS RICOS

Xavier VIDAL-FOLCH El País 01/10/2009

Una vez que la vicepresidenta Elena Salgado reconoce que la vuelta de tuerca fiscal recaerá "sobre la amplísima clase media", la más numerosa y la que más impuestos paga, es lógico que arrecie el debate no sólo sobre la oportunidad de subir impuestos en plena recesión, sino también sobre la equidad de su reparto. Incluso a riesgo de virus demagógicos.
Un aumento de la presión fiscal a las Sicav debiera llevarse al ámbito de la UE y el G-20
Ricos y superricos, como las meigas, haberlos haylos. Y en su mayoría refugian sus fortunas en unas peculiares Instituciones de Inversión colectiva (IIC), las 3.300 Sociedades de Inversión de Capital Variable (Sicav), con un patrimonio de 27.000 millones de euros, algo menos de 4,5 billones de pesetas.
Distintos robinhood locales alegan que estas fortunas apenas tributan: sólo el 1%, una afrenta a todos los demás. No es exactamente así. Las Sicav tributan, sí, al 1% en el Impuesto de Sociedades. Pero cuando sus socios retiran dividendos o venden sus participaciones obteniendo plusvalías, lo hacen al 18% en su impuesto personal sobre la renta, IRPF.
De modo que sus rendimientos finales tributan como las demás rentas de capital, sean dividendos o intereses de los depósitos bancarios. Ahora, verán aumentar su tipo un punto (al 19%) para un tramo de hasta 6.000 euros y tres (hasta el 21%) para cantidades superiores. Ése es uno de los escasos propósitos de progresividad en el paquete fiscal del Gobierno, pues la parte del león, el aumento del IVA y la supresión de la mal diseñada deducción de 400 euros, son lineales.
Se destaca el agravio comparativo de que las rentas del capital vengan tributando a ese 18%, mientras que las del trabajo (abrumadora mayoría de la recaudación por IRPF) lo hagan en una escala entre el 24% y el 43%. Ese mejor trato fiscal lo comparten las Sicav con las demás IIC, como los fondos de inversión. O con las cartillas de ahorro.
La diferencia más llamativa está entre el tipo del 1% aplicado a todas las IIC, Sicav incluidas, y los que gravan al resto de compañías en el Impuesto de Sociedades: un 30% como tipo básico, antes el 35%. Aunque en realidad el tipo efectivo era inferior. Tras acogerse a las deducciones disponibles, podía acercarse al 28%.
O sea que una compañía industrial pagará por sus beneficios el (teórico) 30% en Sociedades, y los beneficios que recojan sus accionistas, el 19%-21% en el IRPF. Mientras que para las Sicav será del 1%, y sus partícipes pagarán igual que los otros accionistas.
¿Tienen sentido estas asimetrías entre el capital financiero y el, digamos, industrial? Es discutible. Conviene mimar al capital financiero, que encarna el ahorro de ayer, la inversión de hoy y el empleo de mañana. Con límites. Mientras el distinto trato no desemboque en clara distorsión e inequidad flagrante. Y mientras las Sicav y compañía sean auténticas herramientas de inversión y no meros instrumentos de gestión de cartera de las grandes fortunas, como es frecuente aquí. Y siempre que el control de cualesquiera rentas pasen por la ventanilla de Hacienda, que no es el caso, pues aquí la tutela de las Sicav corresponde a la CNMV.
Tiene sentido mimar la inversión en economías que la necesitan como agua de mayo. Pero también hay un correlato histórico menos risueño: la globalización supuso el libérrimo movimiento de capitales. Para atraerlos, los Estados, estimulados por las rebajas fiscales del republicanismo y del thatcherismo, compitieron entre sí y con los multiplicados paraísos fiscales. Desfiscalizaron así el capital: la contrarreforma tributaria. Acierta Salgado al describir que "el capital viaja a la velocidad de la luz": en Alemania, Austria, Holanda o Francia las Sicav tributan cero en el Impuesto de Sociedades.
Pero a ese viaje se le puede imponer algún peaje. Siempre que albergue ambición global y alcance, al menos, europeo. Si ésa es la opción, aproveche el Gobierno su silla en el G-20, y su próxima presidencia de la Unión Europea, para impulsarla. No tanto por su capacidad recaudatoria inmediata, sino como alivio del contribuyente de a pie, y para evitar que se haga el "distraído", el "polizón", como ironizaba Luigi Einaudi en su mítico Mitos y paradojas de la justicia tributaria
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¿HACIA DÓNDE VA LA ECONOMÍA?


La crisis económica que estamos padeciendo y que tanto daño está causando a tanta gente debería servir para aprender de la experiencia pasada y de las causas que han conducido a la situación en la que nos encontramos. En un primer momento parecía que iba a ser así. Los economistas que habían exaltado con tanto entusiasmo las bondades del mercado autorregulado se quedaron callados y daba la impresión de que se encontraban noqueados. No obstante, se han ido rehaciendo y vuelven a las andadas.
La ceguera que padecen resulta llamativa y el peso de lo que han aprendido y enseñado es demasiado grande para que vean con claridad lo que ha sucedido. La resistencia a cambiar sus formas de pensar es tan fuerte que dentro de poco les veremos volver a explicar lo mismo y a exaltar las excelencias del mercado sin intervenciones, que pueden resultar, desde su perspectiva, dañinas para el buen funcionamiento económico. El pensamiento económico es más importante de lo que puede suponerse, como ya lo señaló con claridad Keynes en la “Teoría General de la ocupación, el interés, y el dinero”.
Las responsabilidades de lo que ha pasado son muchas. En primer lugar, de los grandes intereses económicos, y sobre todo financieros, que han presionado a los gobiernos para fomentar la liberalización de los mercados, la eliminación o disminución de los mecanismos de regulación. En segundo lugar, de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), que han presionado en la dirección de favorecer la globalización neoliberal y financiera. En tercer lugar, de los gobiernos que se han doblegado a las exigencias de los poderosos y que han tomado medidas en la dirección liberalizadora y privatizadora. En cuarto lugar, de un pensamiento económico que argumentó la necesidad de tomar las medidas correspondientes para potenciar al mercado frente a las intervenciones públicas y que ha servido de soporte teórico al proceso creciente de pasar de un capitalismo regulado a un sistema desbocado.
Los economistas con sus enseñanzas teóricas han tenido una gran parte de responsabilidad tanto por la influencia que han ejercido en las esferas del poder económico y político, como por la que ejercen a través de la enseñanza. Los numerosos graduados que han salido en los últimos años de las facultades de Economía y de Administración y Dirección de Empresas, se encontraban convencidos del buen funcionamiento del mercado que les habían enseñado. Así desde la dirección de empresas, administraciones públicas y órganos de decisión política han recomendado políticas económicas que se basaran en una adecuada asignación de los recursos a través fundamentalmente del mercado, y de rechazar el uso de políticas públicas. Todo lo que supusiera regulación, empresas públicas o servicios públicos había que eliminarlo a favor de la privatización y del mercado. Han olvidado una idea básica que señala Stiglitz en el libro “Microeconomía”: el mercado, aunque sea eficiente, que no siempre lo es, no genera por ello modelos socialmente deseables.
Efectivamente, el mercado por sí mismo no posibilita la igualdad de rentas y de género, de derechos y oportunidades. Al mismo tiempo, causa daños al medio ambiente. Las políticas públicas, que en muchos casos responden a reivindicaciones sociales, tratan de llevar a cabo mecanismos que permitan modelos sociales más equitativos y sostenibles. Esto, que se aprende analizando la historia y el comportamiento diferente de las economías actuales y los resultados tan distintos que ofrecen, sin embargo ha desaparecido de los estudios de economía como materia central. Pero la abstracción teórica en la que se han movido las generaciones últimas les ha hecho irse despegando de la realidad concreta y optar por la elegancia formal de los modelos. Al mismo tiempo se han dejado seducir por el virtuosismo académico, que apenas tiene que ver con la realidad social en la que nos encontramos. La elección racional que tanto impacto ha tenido en la economía, y también en la sociología, ha conducido a errores apreciables a la hora de analizar a fondo las relaciones sociales existentes y los procesos dinámicos a los que las sociedades se encuentran sujetas.
Además de haber confiado tanto en el mercado, lo limitado de su análisis les ha impedido observar lo que estaba sucediendo. En el enfoque estrecho en el que han caído no tenía cabida el análisis de las burbujas especulativas financieras e inmobiliarias, la desigualdad económica y social, la pobreza y las capacidades de las gentes para realizar un proyecto digno de vida. Todo se reducía a magnificar el crecimiento sin adentrarse en el estudio sobre los pilares en que ese crecimiento se sustentaba y a quién se dirigían los frutos de ese crecimiento
De todos modos, siempre ha habido voces minoritarias, unas partiendo de la ortodoxia, pero negándose a hacer esas grandes simplificaciones, o desde la heterodoxia, que han supuesto un contrapunto a esos análisis. Han sido estos planteamientos los que han advertido de los peligros en los que la economía se había metido, y son estos enfoques los que nos pueden salvar de la debacle a la que la economía dominante nos ha conducido.
La crisis debe servir para repensar los supuestos teóricos de la ciencia económica, y estos a su vez deberán utilizarse para crear unas condiciones económicas diferentes de las que se han dado en las últimas décadas. El problema es que no parece que vayamos por ese camino ni en el pensamiento ni en la realidad. Los votantes se inclinan por optar por posiciones políticas de derechas y de centro derecha que son precisamente las que han hecho más para crear las condiciones de las causas que han originado la crisis. Los partidos de izquierda moderada se encuentran perdidos sin dar opciones diferentes y sin ofrecer a las gentes vías que se desmarquen de la ideología de la globalización financiera. Esto explica la crisis de la izquierda moderada y que ascienda, en algunos países, una izquierda con unas posiciones más críticas.
Lo que resulta evidente es que tanto en el ámbito de la teoría como de las realidades concretas las cosas no marchan bien, y es más, se va en dirección equivocada.
Carlos Berzosa




sábado, 3 de octubre de 2009

ESPAÑA: 6º EN EL RANKING DE EXPORTACION DE ARMAS





España se convirtió el año pasado en el sexto país del mundo exportador de armas. Entre el 2001 y el 2008 cuadruplicó su volumen de venta de material de defensa, pasando de 231,18 a 934,94 millones de euros, según los datos oficiales presentados por el Gobierno en el Congreso. El ránking está encabezado por EE.UU., seguido de Rusia, Francia, Alemania y el Reino Unido. Un factor fundamental en el crecimiento del volumen de exportaciones es la venta a Noruega de una fragata, cuyo coste es de 265,7 millones.

Un estudio elaborado por Amnistía Internacional, Intermón Oxfam, Greenpeace y la Fundació per la Pau sobre las primeras estadísticas oficiales desde la entrada en vigor, en el 2007, de la Ley de Comercio de Armas pone de manifiesto que buena parte del armamento cuya venta es autorizada por el Gobierno español sigue exportándose a países con un historial preocupante de vulneración de los derechos humanos. Entre los países destinatarios se encuentran Colombia, al que vendió material por valor de 31 millones pese a las sospechas sobre su Ejército regular en la lucha con la guerrilla; Sri Lanka, un país en guerra civil, al que vendió material por valor de casi cuatro millones de euros; e Israel, adonde se exportaron municiones por valor de 2,3 millones, a pesar de su agresiva política militar con los palestinos y los países vecinos.

Alberto Estévez, portavoz de Amnistía Internacional en Galicia y analista del comercio internacional de armas, explicó a La Voz que la ley sobre el control del comercio exterior de material de defensa y de doble uso (tanto civil como militar) pretendía ser un mecanismo de control que pusiese fin al enorme coste humano que tienen los intercambios irresponsables de armas. Aunque Estévez aplaude la iniciativa tomada en el 2007, critica duramente su incumplimiento y defiende el fortalecimiento del control sobre todo tipo de material de defensa.

Exportaciones autorizadas

Para el portavoz de Amnistía Internacional en Galicia, la gravedad reside no tanto en las cifras de lo realmente exportado, sino en las propias autorizaciones. «En números redondos, España autoriza exportaciones de venta de armas por un valor tres veces superior al que luego se efectúa.

Las oenegés que firman el informe incluyen a Estados Unidos dentro de la lista negra de los países con historial preocupante. Estévez afirma que «Estados Unidos es un país que tiene un índice de violencia armada muy alta, el destino privado de las armas en ese país es elevado y tiene, en general, una legislación muy laxa sobre su uso». «No supone carta blanca que sea un país amigo y una democracia, tampoco que sea la primera potencia industrial, es un país que tiene dos guerras en el exterior -Irak y Afganistán- ¿Qué garantías tenemos los españoles de que nuestras armas no acaben allí?», concluye.

QUIERO SER MARIACHI DE AMANCIO ORTEGA



soitu

Si oímos hablar de mariachis, automáticamente nos viene a la cabeza la imagen de un mexicano con un sombrero enorme, la chaquetilla de terciopelo bordada, el pantaloncito ajustado, y algún instrumento en la mano. Pero en España existe otro tipo de mariachis, y su aspecto no tiene nada que ver con el descrito. Pueden llevar traje y corbata, o vaqueros y camiseta; ser hombres o mujeres, y aunque no tienen por qué saber cantar o tocar un instrumento, sí bailan al son de los ricos del país.


Humor financiero

Parafraseando la letra de la ranchera "El rey" —"Con dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero, y mi palabra es la ley..."—, en el argot financiero han bautizado como "mariachis" a los inversores ficticios que utilizan muchos ricos españoles para engordar el número de socios que necesitan para crear una sicav, o "sociedad de inversión de capital variable".

En muchos casos son amigos o familiares del acaudalado en cuestión, que reciben de forma gratuita una pequeñísima participación en forma de acción, o que compran algunos títulos para hacerle un favor. Pero también hay mariachis 'profesionales', que generalmente son empleados de banca o de gestoras de valores. Es el caso de María y Luis, una pareja que tiene participaciones en varias sicav del banco en el que trabajaban. "El banco nos regaló las acciones —el equivalente a unos 300 euros repartidos en diferentes sicav— cuando aún estábamos en plantilla. Nos hicieron firmar un papel que daba poder a la gestora de la entidad para comprar y vender las acciones hace cinco años, y desde entonces anualmente recibimos el estado de nuestras participaciones", cuenta María.

"Suelen ser participaciones pequeñas, a veces sólo se trata de una acción", explica Santiago Rivera, directivo de la sociedad de valores Tressis, quien comenta que ésta es una práctica habitual, y que, incluso, dentro de un mismo banco se intercambian los mariachis de unas sicav a otras. "Es legal, no es un fraude de ley", afirma. La abogada Beatriz García-Renedo, de CMS Albiñana y Suárez de Lezo, nos confirma que es cierto: "Es legal, aunque el espíritu de la norma no se está cumpliendo", precisa.

Y es que, teóricamente, las sicav se diseñaron para fomentar el ahorro colectivo a través de la inversión en los mercados financieros. De ahí que para montar una de ellas sea necesario tener cien o más socios y un mínimo de 2,40 millones de euros. Pero, en la práctica, la mayoría se ha convertido en "los vehículos que utilizan los grandes patrimonios para canalizar sus ahorros, aprovechando que tienen forma societaria, pero con una tributación más ventajosa", puntualiza Manuel Romera, director del sector financiero de la IE Business School.

Porque, como ocurre con cualquier otro vehículo de inversión colectiva, como los fondos de inversión, las sicav "pagan un 1% del Impuesto de Sociedades (frente al 30% habitual), y sus partícipes sólo deben abonar a Hacienda un 18% cuando cobran dividendos o ganan dinero con la venta de títulos, pero no si éstos pasan a formar parte del capital de la sociedad", explica la letrada García-Renedo.

Sicav vs fondos de inversión

Entonces, si la fiscalidad es la misma para sicav y fondos de inversión, ¿por qué las grandes fortunas se decantan por la primera opción? ¿Dónde está la ventaja?

Según Rivera, la principal diferencia es que los fondos de inversión "no tienen una personalidad jurídica propia y su gestión se encomienda a una entidad gestora, que no puede participar en las inversiones que éstos realicen". En este caso, los inversores no tienen derecho a voz ni voto en las decisiones, sólo a participar en los resultados de la inversión desde el momento de su compra hasta el de su venta. En las sicav, sin embargo, los inversores se convierten en accionistas de la sociedad y, por tanto, tienen derecho a voto. Y ahí es donde está el quid de la cuestión, sobre todo si tenemos en cuenta que prácticamente todas las sicav españolas —en este momento hay cerca de 3.370, con un patrimonio en gestión de más de 27.000 millones— emplean mariachis, según una investigación llevada a cabo por los inspectores de Hacienda en 2005.

"Se está jugando con la ley", afirma Francisco de la Torre, portavoz de la Organización de Inspectores de Hacienda. Porque, explica, "si la participación mayoritaria en la sociedad está en manos de un sola persona o familia, ya no se trata de una institución de inversión colectiva. El accionista mayoritario nunca pierde el control sobre su dinero, decide dónde le interesa invertir o desinvertir, a quién da entrada en la sociedad, y no necesita que le reembolsen su capital, porque puede mantenerlo en la sicav, haciéndolo crecer, y sin tributar al 18%, aunque sí al 1%".

Un conejo en la chistera

El ‘truco’ es que los accionistas tienen derecho a disfrutar de los bienes de la sociedad en un porcentaje equivalente a su participación. De esta forma, el que tiene la participación mayoritaria logra no tener que tributar por muchas de sus posesiones y, en algunos casos, se evita tener que invertir en la compra de un yate, un coche, una casa de veraneo..., porque la sicav invierte por él, nos explican.

Esto es, precisamente, lo que critica De la Torre, para quien se trata de "un régimen de privilegio que permite diferir impuestos por los siglos de los siglos". En su opinión, "no es de recibo que en un Estado de derecho los beneficios tributarios se consigan contratando inversores ficticios, lo que en otros ámbitos se denomina 'testaferros', porque es un fraude". Y no es el único que critica este sistema. Hay quien habla de "trucos fiscales descarados", como es el caso del ex político Luis Solana.

De hecho, Solana pide a la ministra Elena Salgado "algo tan simple como que se obligue a que cada partícipe de una sicav tenga, por lo menos, el 5% del capital". Más allá va el portavoz de los inspectores de Hacienda, para quien "la revisión del sistema de tributación de las sicav debería formar parte de lo que la vicepresidenta ha denominado 'revisión global del sistema tributario'". Su propuesta es que se elimine el requisito de los cien partícipes mínimo para formar una sicav, y que éstas tributen al 18% en el Impuesto de Sociedades, pero no por plusvalías. "No sería ventajoso para los grandes accionistas, pero se equilibraría el sistema, porque se equipararían al resto de los inversores, y se eliminarían los nichos fiscales que no tributan". Además, solicita que "el control fiscal de las sicav se devuelva a la Inspección de Hacienda" —actualmente está en manos de la CNMV—.

La Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva (Inverco), por su parte, advierte de que cualquier modificación que afecte a las sicav provocará "una automática deslocalización de los capitales"; o lo que es lo mismo, una fuga de inversiones hacia otros países más permisivos o con mejor fiscalidad. Y recuerda que en Portugal, Italia, Austria, Bélgica y Holanda, entre otros, las ganancias patrimoniales obtenidas a través de una institución de inversión colectiva "están exentas.

¿Ganadores y perdedores?

Es difícil determinar quién gana y quién pierde con esta fórmula, si es que existen ganadores y perdedores. El beneficio para el que tiene el dinero está claro: emplea a los mariachis como 'hombres de paja' o testaferros para poder constituir este tipo de sociedades y aprovecharse de su ventajosa tributación sin perder el control de las mismas. Pero, ¿qué saca el mariachi?

Como en la mayoría de los casos las acciones le han sido regaladas, no pierde dinero. Si saca algún beneficio de la sicav (en forma de dividendo o por la venta de sus títulos), deberá declararlo a Hacienda, quien se quedará con un 18% de lo obtenido. No obstante, nos han explicado que, como se trata de participaciones pequeñas, las ganancias también lo son, y, por tanto, "no suelen declararse". Por otro lado, Romera apunta a que "puedes acceder a inversiones que como particular no podrías", y, además, siempre te quedará la satisfacción de decir que fuiste marichi de Amancio Ortega, o de Alicia Koplowitz, o de Polanco...

¿RIO DE JANEIRO 2.016? UN PELOTAZO...




Un pelotazo para Botín, Alierta y....Bañuelos. Varias de las principales compañías españolas estarían encantadas con que no ganara Madrid.

Telefónica, Prosegur, OHL y Amper facturaron el año pasado más de 9.200 millones de euros en Brasil, donde Grupo Santander obtiene el 18% de su beneficio global y donde Repsol espera tener el mayor foco de negocio en tres años.

La opción de Río de Janeiro ha ido ganando fuerza día a día en un proceso que mucho tiene ver con su progreso económico. Brasil ya no es una cenicienta que no pincha ni corta en el escenario internacional. Por el contrario -ya ha recibido el encargo de organizar el Mundial de Fútbol de 2014-, ya ha entrado en el grupo de países al que los tres popes del ráting mundial -Standard & Poor's, Moody´s y Fitch- han encendido la luz verde para la entrada de capitales.

Es decir, que está incluido en el grupo de países más solventes del planeta. Ayer mismo, el Fondo Monetario Internacional (FM) dio un nuevo espaldarazo a Brasil. Le ha elevado la previsión de crecimiento de su economía del 2,5% hasta el 3,5% en 2010 y considera que está preparado para liderar la recuperación en Latinoamérica.

Siete compañías generan más del 10% de sus beneficios o de sus ventas en Brasil. En términos de facturación, la cifra global de de Telefónica, Prosegur, OHL y Amper supera los 9.000 millones de euros. Para la operadora que preside César Alierta, Brasil es el segundo mercado -hasta junio, el negocio ha crecido un 4,7%- y en 2008 le aportó 8.606 millones de euros, casi un 15% de la facturación total del grupo. Telefónica cuenta en la primera economía latinoaméricana con 11,5 millones de clientes en telefonía fija y 3,6 millones de banca ancha. Sólo el año pasado, el grupo invirtió 1.614 millones en el país.

Como en el caso de la operadora, Brasil es también el segundo país que más ventas aporta a Prosegur: 350,1 millones de euros en 2008, el 17% del total. La ofensiva del primer grupo de seguridad español en el país ha sido extraordinaria y se traduce en que cuenta con más de 20.000 empelados y una flota de 1.600 vehículos. En los últimos meses, Prosegur ha redoblado la actividad corporativa. En julio compró Norgersel, con presencia en la región norte del país, y en enero se hizo con Sheta y Centuria. En un país con un enorme déficit de seguridad -México DF, Bogotá, Cali y Río son las cuatro ciudades más inseguras del mundo- la elección de la ciudad brasileña sería para Prosegur un auténtico bombazo. El año pasado, ya en plena crisis económica, sus ventas ya se dispararon un 8,8%.

Las cifras de Amper en el país son también espectaculares, las que más de una empresa española en términos porcentuales. El año pasado, Brasil supuso el 31,7% de las ventas y el 38% del ebitda. Una cifras bastante mayores que las del primer semestre de 2009, en el que el porcentaje sobre la facturación cae al 22,4% y el ebitda es cero. En esta primera mitad del año han sido aplazados gran parte de los proyectos que la compañía había previsto cerrar con las operadores brasileñas, aunque desde el grupo se asegura que la actividad siempre suele repuntar en la segunda parte del ejercicio.

Este mismo año, Amper ha estado trabajando activamente en al sustitución y ampliación de la red de comunicaciones del Metro de Rio de Janeiro, en la instalación de la nueva red de Globosat, el líder en el mercado de cable brasileño, o en la mejora de la red de infraestructura de Bradesco, el segundo banco del país.

Santander: justo a tiempo

La reunión de Copenhague coincidió con la salida a bolsa de la filial brasileña de Grupo Santander. Si se cumplen los plazos de la operación y la horquilla de precios que se maneja para la colocación -da un valor total al banco entre los 31.000 y los 35.000 millones de euros- Santander Brasil se convertirá la semana que viene -el día 7- en el tercer banco cotizado en Sao Paulo y uno de los 30 mayores del mundo por valor en bolsa.

La operación va a permitir a Santander financiar una muy agresiva estrategia de crecimiento en el país, donde prevé abrir 600 oficinas en cuatro años. Muchas armas para un sistema financiero que debe financiar desde la mejora del Metro o el aeropuerto hasta la construcción de autopistas, hoteles y la villa olímpica. Hoy, Brasil aporta el 18% del beneficio total del banco que preside Emilio Botín.

Por su parte, OHL y Repsol han convertido Brasil en un país clave para su futuro inmediato. La constructora incluso colocó en la bolsa brasileña el 40% de su filial en el país, donde es la primera empresa gestora de concesiones de autopistas con una cuota de mercado de alrededor del 25% y más de 3.200 kilómetros operativos. Brasil ha supuesto el 10% de las ventas en el primer semestre de este año. Sólo España y Europa del Este aportan más.

Lo la petroquímica que preside Antonio Brufau es harina de otro costal. A golpe de descubrimiento en sus aguas marinas, Brasil se ha convertido en el gran foco de negocio para la compañía en los próximos tres años. De Guará pueden extraerse entre 1.100 y 2.000 millones de barriles de crudo ligero y gas natural. Es decir, el equivalente al consumo de ambos productos en toda España en un plazo de dos a cuatro años. Repsol tiene el 25% del concorcio, en el que también participan Petrobras y BG. El grupo, que no concreta los datos de ventas y beneficio en Brasil, ha invertido unos 500.

TODOS SON PARAÍSOS FISCALES


Juan Francisco Martín Seco, en Público

La cumbre del G-20 en Londres estuvo marcada por la aparente persecución de los paraísos fiscales. Su existencia ha sido siempre un escándalo, no sólo porque algunos países hiciesen del fraude fiscal y del dinero negro la industria nacional, sino también por la hipocresía de las grandes potencias que lo consintieron y permitieron que sus empresas y bancos domiciliasen sus filiales en los paraísos fiscales. Obama denunciaba durante la campaña electoral la existencia de un edificio en las Islas Caimán que albergaba 12.000 compañías estadounidenses. Tal como el entonces candidato afirmaba: “O es el mayor edificio del planeta o se trata de la mayor estafa fiscal del mundo, y todos sabemos cuál de las dos opciones es la verdadera”.
La OCDE venía ya desde hace algún tiempo elaborando una lista negra sin que su existencia tuviese ninguna repercusión, hasta que el G-20 amenazó con sanciones. A partir de ese momento, la lista se ha ido vaciando porque casi todos los inscritos se han apresurado a obtener el certificado de pureza de sangre. Certificado que, por otra parte, resulta muy fácil de conseguir, basta con firmar 12 acuerdos bilaterales con otros tantos países. La probabilidad, por tanto, de cubrir las apariencias aunque se continúe con las mismas prácticas fraudulentas es elevada.
Hay quien afirma que la postura de los mandatarios internacionales en esta materia tiene mucho de función escénica, ante la dificultad de presentar avances efectivos en la regulación de los mercados financieros y la necesidad de hacer ver a sus ciudadanos que hacen algo al efecto. De hecho, en la declaración del G-20 en Pittsburgh ya no aparece más que una referencia de pasada a los paraísos fiscales.
Resulta difícil ser optimista acerca de la erradicación de los paraísos fiscales en el futuro. Todo apunta a que, una vez que pase la crisis, poco a poco todo volverá a la situación anterior. Y es que, además, ¿cómo combatirlos si con la libre circulación de capitales cada país se convierte en un paraíso fiscal respecto al vecino? Todos compiten para atraer capital ofreciendo las mejores condiciones fiscales. ¿Acaso no hemos escuchado estos días reiteradamente que no era posible gravar a los contribuyentes de ingresos elevados, ya que el capital viaja a la velocidad de la luz? Por ese motivo, parece ser que habrá que gravar con el mismo tipo impositivo al consejero delegado del BBVA, que se jubila con una pensión anual de tres millones de euros, que al contribuyente que cobra 60.000 euros anuales. En nuestro país existe el peligro incluso de que algunas comunidades, como el País Vasco, se transformen en un paraíso fiscal para otras comunidades, como La Rioja.
Es paradójico que de forma generalizada se repudien todas las medidas proteccionistas y se condene la llamada política de empobrecer al vecino, argumentando que el vecino reaccionará a su vez y no se habrá adelantado nada y, sin embargo, después se acepte con la mayor naturalidad que todos los países acometan prácticas claramente proteccionistas como el dumping fiscal y no se aplique en esta materia el mismo razonamiento.


jueves, 1 de octubre de 2009

OLVIDENSE, LO DE ANTES NO VA A VOLVER

"La primera lección de esta crisis es que sin duda está teniendo consecuencias geoestratégicas por el efecto de la globalización… y por ello exigirá de nosotros una actitud basada en responsabilidad y serenidad", afirmó José Mª Aldecoa, presidente del grupo Mondragón en los Desayunos de Pricewaterhouse-La Vanguardia.


"La crisis no nos debe parar, hemos de salir vencedores. Lo primero es tomar conciencia y valorar cómo nos está afectando". Lo de antes no va a volver... preguntarse 'cuánto va a durar' es equivocado, la pregunta es '¿cómo me tengo que adaptar al nuevo entorno que habrá después?'.

Con más de 16.000 millones de facturación en el último ejercicio, 256 empresas y más de 70 plantas productivas en el exterior, el grupo Mondragón es hoy el principal grupo empresarial del País Vasco, uno de los diez primeros a nivel español (el séptimo, concretamente), y el mayor grupo cooperativo a nivel europeo.
Lejos queda, en cuanto a tamaño, de aquella primera iniciativa empresarial que emprendió un joven sacerdote, José María Arizmendarrieta, que llegó en 1956 a Arrasate-Mondragón (Guipúzcoa) para hacerse cargo de la juventud de la parroquia… pero cercano en cuanto a la conservación de los valores que alentaron aquella primera iniciativa cooperativa.

Aldecoa habló de responsabilidad y también serenidad. "La crisis nos empobrece a todos y nos tensa, pero hemos de mantenernos serenos. La crisis también conlleva oportunidades. Ayuda a implantar acciones que en tiempos de bonanza son difíciles de implantar. Resistir es vencer. Pero resistir no es suficiente, si hacemos los cambios necesarios en nuestras organizaciones, la crisis nos ha de permitir salir reforzados".

Aseguró que "en términos de gestión, el área financiera es clave: no hay crédito en el mercado, así que la clave radica en necesitar el menos dinero posible, desinvertir de activos ociosos y centrarnos en lo esencial". Asimismo, recomomendó contención en las inversiones: centrarse en aquéllas que permitan mejorar la productividad y la competitividad y si no obedecen a esos fines, "no es el momento de invertir".

Otra vía es para mejorar la caja es reducir el máximo número posible de stocks, de forma que no se tenga que gastar más de lo justo en materias primas y en fabricación. Finalmente, dijo que "es imprescindible efectuar un seguimiento cercano del riesgo de clientes".

Así, Aldecoa comentó que en febrero de este año creó un "comité de guerra" a nivel del consejo general que con una base quincenal se ha dedicado a identificar que palancas había que accionar en cada línea de negocio: darse avales entre empresas del grupo, destinar una parte de los beneficios corporativos a resolver los problemas de corto de algunas de nuestras empresas que con sus propios medios no tenían suficiente, etc.

Ser austeros en el gasto es su siguiente recomendación: "En términos de compras, compramos el 70% de lo que vendemos. Reducir 3 puntos el coste de las compras es equivalente a 10 puntos en los salarios". De ahí la importancia en ser eficaces en la negociación de compras, centrándola en el margen y no en el volumen".

En términos de empleo, Aldecoa informó de un compromiso solidario entre los trabajadores del País Vasco, que ha permitido que un tercio de ellos haya flexibilizado sus horarios para adaptarse a la producción ("hay que trabajar cuando hay trabajo") así como de una bajada de los sueldos promedio del 3%, que ha llegado al 15% en algunos casos.

Se trata de buscar fórmulas para repartir de una forma más justa el sacrificio general Hablando sobre el futuro, planteó que éstos son los ejes sobre los que se ha de apoyar una empresa para garantizar la sostenibilidad: discriminación, innovación, internacionalización y colaboración.

Hay que discriminar: "ayudar a las empresas que tienen futuro, pero ayudar también a "bien morir" a aquellas otras que no lo tengan. Hay que ser valientes, tomar medidas en el corto pensando en el largo. La estrategia para las actividades que tengan dificultades ha de ser: o se puede hacer un buen plan de reconversión o se cierra la actividad, reubicando las personas, pero lo que no hay hacer es subvencionar negocios perdedores".

La innovación debe registrarse en tres ámbitos: el producto, la gestión y el proceso En cuanto a la colaboración afirmó que va a ser fundamental. "No hay que dar nada por sentado. Se trata de ver a quien identificamos como colaborador, a quien como contrincante y definir donde estamos. Esta crisis va a hacer que quien ha sido mi competidor en el pasado podría ser después mi colaborador, no necesariamente para fusionar, sino para competir con terceros".

Subrayó la necesidad de potenciar fuertemente la internacionalización y la de alinear el conocimiento con la producción. "Y no al revés. Ha de ser desde las personas que están en el mercado donde se defina que es lo que interesa desarrollar para el futuro y sobre ellos construir las líneas de formación y programas más adecuados para ese fin en las universidades y centros tecnológicos. Sólo así se pueden alinear conocimientos y que éstos aporten valor".

Aldecoa prosiguió con la necesidad de exigir compromiso, información (fomentar en los trabajadores la obligación propia de estar informados en lo que pasa en su empresa) y renuncia: no hay que interponer el interés propio a corto, sino el bien global general a futuro.

Por último, en el encuentro con los medios de comunicación presentes posterior al desayuno, Aldecoa manifestó su satisfacción por la buena marcha de Caprabo. "Si bien el consumo ha caído a nivel general y al igual que el resto del mercado, Eroski-Caprabo también lo está notando, afortunadamente el punto de inflexión lo pasamos en el 2008 y ahora estamos creciendo y ganando entre un 4 y un 5% de cuota de mercado, que ahora se sitúa en 14%. El año pasado perdíamos 4 puntos de cuota, ahora no sólo los hemos recuperado, sino que hemos ganado otros 4 más" afirmó, al tiempo que expresó su satisfacción por la buena sintonía existente con el equipo directivo de Caprabo y los colaboradores.




miércoles, 30 de septiembre de 2009

PRIORIZAR EL BIENESTAR

José Manuel Naredo


Las estadísticas han venido cifrando el crecimiento económico como una victoria sobre la penuria, hasta que se apreció que este crecimiento destruye más que crea. ¿Cómo no van a sentirse engañados todos aquellos a los que se demandan esfuerzos y sacrificios [en aras de ese crecimiento]?”. Esta opinión, que subraya el divorcio entre crecimiento económico y calidad de vida, no es la de ningún crítico antisistema, ni siquiera de un representante de la izquierda. Ha sido emitida por Nicolas Sarkozy, presidente de la República Francesa, que propone “acabar con la religión de la cifra” del PIB, arremetiendo contra el primer axioma sobre el que reposa la ideología económica imperante: el que identifica ese agregado monetario con el bienestar de la gente. Este hecho rompe el habitual conformismo de la clase política –de derechas y de izquierdas– con la mitología del crecimiento. La novedad no estriba tanto en denunciar los engaños del PIB como indicador de bienestar, como en el hecho de que quien lo denuncia sea el presidente de un país importante en un foro cultural tan reputado como la Universidad de la Sorbona. Su discurso se orientó a divulgar las propuestas de una comisión de expertos a la que había encomendado la tarea de reforzar la presencia del bienestar en las estadísticas económicas.

Más que discutir aquí las 12 recomendaciones de la comisión orientadas a completar las estadísticas con este propósito, interesa subrayar que el problema suscitado no es un problema técnico, sino uno ideológico y social mucho más amplio. Pues las estadísticas son el reflejo del statu quo mental e institucional que sostiene la hegemonía del cuadro macroeconómico, con el PIB a la cabeza, como el cuadro de mandos por antonomasia para dilucidar si “van bien” los países, evitando preguntarse hasta qué punto el aumento de ese revender con beneficio recogido en el PIB es bueno para el país y para la mayoría de sus habitantes. No estaría de más reflexionar sobre estas cuestiones en España cuando el divorcio entre crecimiento y bienestar ha sido tan ostensible durante el auge y cuando la polarización social y la pugna distributiva se acentúan ahora durante el declive. Más que reactivar la actividad económica, habría que controlarla socialmente para evitar que se dirija de nuevo por sendas especulativas que redundan en perjuicio de la mayoría, alimentando nuevas burbujas y críticos sobresaltos. Para ello hay que abrir ese cajón de sastre monetario que es el PIB y mirar lo que hay dentro y lo que queda fuera, para separar el grano de la paja, distinguir los bienes de los males y debatir lo que interesa que crezca y lo que interesa que decrezca.

Por ejemplo, se debería cambiar el marco institucional que hizo del negocio constructivo-inmobiliario la verdadera industria nacional. Pues, para beneficio de algunos, hipotecó medio país y desencadenó un tsunami de obras que, además de impactar negativamente sobre la calidad de vida y sobre el patrimonio urbano y de los ecosistemas circundantes, originó a la vez viviendas desocupadas y necesidades de vivienda insatisfechas.

José Manuel Naredo es economista y estadístico.

lunes, 28 de septiembre de 2009

EL VERDADERO SIGNIFICADO DEL DESARROLLO


Una sociedad no necesariamente es desarrollada porque disponga de cuantiosos bienes materiales, sino cuando haya logrado expandir las potencialidades de los sujetos que la conforman. Existe una visión degradada de lo que el desarrollo significa. Éste no debería comenzar en los mercados, sino en la gente, su educación y su capacidad de relacionarse con la vida toda.
Si es que, como sociedad, somos psicológicamente deficientes, el verdadero desarrollo dependería de la remoción gradual de estas deficiencias primarias. El desarrollo de las capacidades humanas, el aprendizaje de nuevas formas de relacionarse y de hacer las cosas, la energía social y comunitaria que pueden ser desplegadas tras objetivos compartidos, el “capital espiritual” y social de los pueblos deberían ser tenidos en cuenta; más que factores materiales se requiere de la formación de nuevos comportamientos, de una ética de responsabilidad individual y social, de determinados hábitos de trabajo y métodos de organización profundamente humanizados.
Todo aspecto cualitativo es excluido del ámbito económico, a pesar de que es evidente que las cuestiones cualitativas son cruciales para comprender las dimensiones psicológicas y sociales de los sistemas económicos y humanos. El Producto Interno Bruto (PIB) es la medida básica del desempeño económico de una nación pero su cálculo ignora muchos aspectos informales: la parte de la economía que no se basa en transacciones monetarias, las acciones motivadas por la confianza mutua, la cultura nutricional, el trabajo solidario y la conexión comunitaria entre las personas, la flexibilidad mental frente a los cambios que acontecen, toda esa ecología humana subterránea de recursos intangibles queda totalmente apartada de las estadísticas y, por lo tanto, de nuestro marco de análisis, y por ello son descartadas en las políticas que los gobiernos suelen implementar.
La sociedad civil queda afuera de los estudios económicos, salvo cuando se trata de calcular su incidencia en el producto o el empleo que ocupa. No se percibe la capacidad que la sociedad civil tiene como un posible factor movilizador en pro del bienestar de las personas y del desarrollo social. Una perspectiva comunitaria de nuestra interdependencia social y ecológica es críticamente necesaria.
La vida, el trabajo y la felicidad de las sociedades depende de ciertos “arreglos psicológicos” que son infinitamente preciosos. La cohesión social, la cooperación, el mutualismo, es decir el capital social, el respeto a sí mismo, la capacidad de las personas de sobrellevar privaciones, todo esto y mucho más se desintegra cuando esos “arreglos psicológicos” se dañan gravemente en virtud de la anomia colectiva de la mundo urbano. Ninguna política de crecimiento económico por eficiente que sea puede compensar los efectos de este tipo de daño.
La calidad debe complementar a la cantidad. Las cifras elevadas no siempre reflejan un espíritu optimista, indican muchas veces monstruosidades, epidemias, desastres y extinción. Vivimos hoy la paradoja de constatar que la aceleración del crecimiento económico, cuando este ocurre, está acompañada de la desaceleración del desarrollo.
Pensar sólo en el crecimiento como objetivo, es errado pues tiene un cariz canceroso. El término mismo puede representar un peligro potencial, si lo que crece es la deuda, el desempleo, la pobreza, la contaminación, la población, el costo de la vivienda, el rating, el colesterol o la obesidad. Aumentar puede significar declinar. Lo que en un tiempo fue la medida de progreso, hoy tal vez sea una mala señal que evidencia profundos desequilibrios futuros.
Hay una paradoja subyacente entre dos visiones poderosas: la visión economicista, sustentada en el concepto de crecimiento material y la visión de la sostenibilidad, basada en el concepto de desarrollo.Aunque frecuentemente confundimos estos dos conceptos, hay diferencias fundamentales entre ellos: crecimiento es un aumento en tamaño o en número, mientras que desarrollo es un aumento en capacidad de satisfacer aspiraciones legítimas e involucra el aspecto necesariamente cualitativo.
Así, por ejemplo, tanto un basurero como un cementerio crecen, pero no se desarrollan, mientras que una persona puede desarrollarse aún después de haber dejado de crecer. En la sociedad, el mejor reflejo del crecimiento económico es el nivel de vida, mientras que el mejor reflejo de su desarrollo es su calidad de vida. Claro está que la calidad es mucho más difícil de tratar que la cantidad, de la misma manera que el ejercicio de juzgar y valorar es una función más alta que la habilidad de contar y calcular.

domingo, 27 de septiembre de 2009

NECESIDAD DE UNA REFORMA FISCAL REDISTRIBUTIVA


Entrevista a Daniel Raventós


La revista Diagonal entrevistó a principios de septiembre a Daniel Raventós sobre los posibles cambios fiscales anunciados confusamente por el Gobierno del Reino de España. La entrevista la realizó Pablo Elorduy y se tuvieron que realizar algunos leves recortes por motivos de espacio. Aquí se reproduce la versión más amplia.  
Diagonal: Hay unas declaraciones recientes de Elena Salgado en las que ha asegurado que sin la situación de crisis, el Gobierno seguiría bajando los impuestos. Si la ministra de Economía mantiene que una "economía sana" se basa en la escasa contribución de las rentas más altas ¿qué podemos esperar de la reforma anunciada? 
Creo que hay que diferenciar claramente ambas proposiciones. Que sin la crisis el Gobierno seguiría disminuyendo los impuestos es una declaración de intenciones; que una economía sana se basa en la escasa contribución de las rentas altas es una afirmación de hecho. Esta afirmación debe sostenerse empírica e históricamente. Y, francamente, creo que los hechos muestran lo contrario. Un solo ejemplo de la economía más poderosa del mundo. Siendo presidente F. D. Roosevelt, el Gobierno de EEUU realizó una política fiscal que condujo a una gran redistribución de la renta. Los ricos salieron duramente castigados fiscalmente y los pobres muy beneficiados. Roosevelt no lo hizo, por cierto, de forma gradual, sino de forma rápida. El tipo máximo impositivo sobre la renta (hoy situada en el 35% y si se trata de rentas del capital es muy inferior aún) subió hasta el 63% durante el primer mandato de su presidencia. En el segundo mandato se incrementó al 79%. Todo ello en la década de los 30. En la década de los 50 el tipo máximo sobre la renta llegó al 91%. El impuesto de sucesiones (¿recuerdan el debate actual?) pasó de una tasa máxima del 20% al 77%. En palabras elogiosas de Paul Krugman: "A finales de los 50, los ingresos reales después de impuestos del 1% más rico de los estadounidenses probablemente eran un 20% o un 30% más bajos que una generación anterior." (1) A diferencia de las majaderías que se lanzan habitualmente desde algunos cargos públicos y desde algunas universidades sobre los terribles peligros que una política fiscal agresiva con los ricos podría acarrear, uno de los resultados de esta redistribución de la renta y la riqueza comportó un importante período de expansión económica que duró algunas décadas hasta la contraofensiva neoliberal que empezó con fuerza a finales de los 70. 
Diagonal: Si, como se asegura, las medidas van dirigidas más a la clase media-alta ¿Evidencia este tipo de argumento que Gobiernos como el español se ven incapaces de tomar medidas efectivas que contrarresten la irresponsabilidad tributaria de las grandes fortunas? 
Veremos quién gana y quién pierde una vez conozcamos las medidas. Que el Gobierno del Reino de España no toma medidas que contrarresten no ya la irresponsabilidad sino el pillaje tributario de los más ricos, me parece de una evidencia empírica incontestable. Recuérdese que existen 3.347 sociedades de inversión de capital variable (SICAV), con una capacidad de control de más de 27.000 millones de euros, que solamente tributan al 1%. Ahí se refugian, entre otros agujeros disponibles, muchas fortunas. Se resisten a subir ese mísero 1% porque, dicen, el capital se fugaría. Si este argumento lleva a alguna parte es a batallar para conseguir una coordinación internacional que impida  el bandolerismo con chantaje permanente del capital. Parece ser que esto es pedir la luna… 
Diagonal: La vicepresidenta primera del Gobierno ha hablado de una "revisión global del sistema tributario" pero, ¿qué características debería tener esta reforma para ser una medida eficaz en el objetivo de una fiscalidad más progresiva y justa? 
El objetivo debería ser: reforma fiscal redistributiva de los ricos a los pobres. Los medios: igualación de los tipos provengan las rentas del trabajo o del capital, lucha contra el fraude fiscal, seguimiento y disuasión a las empresas españolas que tienen negocios con los paraísos fiscales, aumento del impuesto de sociedades, abolición de la posibilidad de que los deportistas con salarios superiores a 60.000 euros mensuales puedan acogerse al tipo marginal del 24%, aumento del ridículo 1% de las SICAV y una renta básica de ciudadanía para toda la población. Es decir, casi todo lo contrario de lo que se ha venido haciendo a lo largo de los últimos años. Los distintos gobiernos del PSOE han realizado distintos recortes fiscales que han llegado al triste resultado de rebajar la recaudación fiscal en 4.000 millones por el impuesto de sociedades y de 1.800 por el exterminado impuesto del patrimonio, por destacados ejemplos.  
Diagonal: Sobre la propuesta de los 420 euros mensuales a parados que no tienen derecho a contribución ¿qué interés, a su juicio, ha movido a los sindicatos de concertación para que no planteen en este momento la posibilidad de implantar una renta básica ciudadana? ¿En qué estado queda la comisión creada para estudiar esta posibilidad después de este acuerdo entre Gobierno y sindicatos? 
En Sin Permisorevista a cuyo comité de redacción pertenezco, realizamos en el mes de mayo una entrevista al responsable de acción sindical confederal de CCOO, Ramón Górriz. Cuando se le preguntó qué opinaba sobre la renta básica, contestó: "Cuando exista una propuesta concreta la estudiaremos." Me permito añadir: CCOO, como UGT, tiene un conocimiento de la propuesta de la renta básica muy limitado, si es que tiene alguno. Otros sindicatos fuertes en sus naciones, como ELA, el holgadamente mayoritario de la Comunidad Autónoma Vasca, tampoco van mucho más avanzados en este punto. Me refiero a las estructuras, no a algunas individualidades. Es todo lo que puedo decir sobre la primera pregunta.  En lo que respecta a la segunda, no creo que el acuerdo entre Gobierno y sindicatos deba afectar a la subcomisión parlamentaria creada para estudiar la viabilidad de una renta básica. La subcomisión se creó, supongo, con la voluntad de estudiar a lo largo de unos meses los pros y los contras de esta propuesta. Más problemático es que, hasta donde yo sé, la subcomisión no ha dado aún un paso para iniciar su funcionamiento. Y es una lástima porque en una situación de crisis, una renta básica sería una medida especialmente indicada, como he explicado en otras ocasiones.
Diagonal: ¿Qué efectos tendría una renta básica sobre los impuestos?  
En realidad la renta básica sería una transferencia. Las transferencias son distintas de los impuestos aunque pueda hablarse en algunos casos de "impuesto negativo". La renta básica debe financiarse mediante la recaudación fiscal. No hay una única forma de hacer tal cosa. De hecho, a lo largo de los últimos años se han propuesto distintas formas de financiación. Solamente soy partidario políticamente de aquellas formas de financiación de una renta básica que favorezcan a los sectores de la población con menos ingresos. Es decir, una renta básica que incluya una financiación que signifique una redistribución de la renta de los ricos a los pobres y que garantice la existencia material a los residentes y a toda la ciudadanía. 
NOTA:  (1) Paul Krugman, La fi dels neocons, Ara Llibres, Badalona 2009, pág. 64.
Daniel Raventós es profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de SINPERMISO y presidente de la Red Renta Básica. Su último libro es Las condiciones materiales de la libertad (Ed. El Viejo Topo, 2007).