la economía no mejorará si sacamos a la gente del mercado de trabajo
The New York Times
¿Cómo se comprende una economía de consumo que funciona cuando los trabajadores están fuera del mercado de trabajo?
Una de las grandes historias que oiréis los próximos dos años versará sobre el enorme número de estadounidenses que fueron expulsados del mercado de trabajo en esta recesión y se mantienen incapaces de encontrar un empleo digno una vez la recesión pase. Estamos en desacuerdo.
En este momento hay 5 trabajadores desempleados por cada puesto de trabajo ofertado en los EEUU. Los indicadores de pobreza están creciendo, la proporción de personas necesitadas de asistencia está aumentando y un buen número de jóvenes estadounidenses cae en el abismo del desempleo.
Hace algunos meses la administración Obama y varios economistas de reconocido prestigio previeron un repunte de la tasa de desempleo este año de hasta el 8%. De hecho ya ha alcanzado el 9,4% y la mayoría de analistas esperan que llegue a un 10% o incluso más. Actualmente los economistas comentan que la recesión podría acabar en algún momento de este año, pero la tasa de desempleo continuará creciendo. Esto no es una recuperación, es un sinsentido.
El porqué de este desempleo rampante no es visto como una crisis y no se considera con la urgencia y el compromiso que una crisis requiere, va más allá de mi entendimiento. La administración Obama ha comprometido un gran monto de dinero para evitar que la economía se colapse por completo, pero esto no es suficiente para enfrentarse a la crisis del desempleo.
Se contaban aproximadamente 7 millones de personas desempleadas en noviembre de 2007, un mes antes de que la recesión comenzara. Ahora ya hay 14 millones. Si añadimos a estos desempleados aquellos que están trabajando a tiempo parcial y a los que les gustaría trabajar a tiempo completo, y también aquellos que quieren un trabajo pero se han cansado y han parado de buscar, obtenemos una tasa realmente alarmante.
En mayo de 2009 de acuerdo con el Centro de Estudios del Mercado de Trabajo de la North Eastern University de Boston, "la cifra total de trabajadores infrautilizados se ha incrementado de forma drástica de 15,63 millones a 29,37 millones, lo que significa un aumento de 13,7 millones, o de un 88%. Casi 30 millones de personas en edad de trabajar estaban infrautilizadas en mayo de 2009, la mayor cifra en la historia de EEUU. La tasa general de desaprovechamiento laboral en mayo de 2009 había alcanzado el 18,2%, el valor más alto en 26 años."
Si fuera verdad que la recesión está llegando a su fin y que estas cifras arriba mencionadas están a punto de reducirse sustancialmente, habría menos razones para alarmarse. Si bien hay evidencias que la recesión pierde fuelle, apenas nadie cree que esté por llegar un periodo de bonanza por lo que al empleo se refiere.
Tres cuartos de los trabajadores infrautilizados el pasado año fueron permanentemente excluidos, en contraste con el paro temporal. No volverán a sus trabajos cuando las condiciones económicas mejoren. Y muchos de aquellos que fueron excluidos, lo fueron en sectores como la construcción y manufactura, en los cuales las posibilidades de encontrar trabajo, incluso después de la recuperación no son buenas.
Otro importante aspecto de esta caída económica es el impacto que ha tenido en los hombres, especialmente en los jóvenes. Los varones han acumulado casi el 80% del desempleo en esta recesión. Como declara el Centro de Estudios del Mercado de Trabajo, "la tasa de desempleo masculina en abril de 2010 era de un 10%, en contraste con el 7'2 % femenino, la mayor diferencia en términos absolutos y relativos de género en cuanto a tasas de desempleo en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial."
Los trabajadores menores de 30 años han acumulado casi la mitad de la pérdida neta de empleo desde noviembre de 2007.
Todo esto no es una buena receta para una fuerte recuperación económica una vez que la recesión termine oficialmente, o para una sociedad estable. Los jóvenes varones, especialmente, se frustran a una edad cuando, típicamente, están pensando en casarse, adquirir una vivienda y formar una familia. Además los hábitos de trabajo y experiencia adquirida en la veintena a menudo establecen las bases para futuras décadas de expectativas de trabajo y salario.
Hemos visto lo que sucede cuando se confía en la deuda y en activos hinchados para mantener la economía a flote. La economía no puede restablecerse con cimientos firmes sin esfuerzos significativos para hacer que la gente se reincorpore al mercado de trabajo.
Asimismo debemos considerar el sufrimiento causado por semejantes niveles de desempleo, incluyendo el profundo efecto negativo que tiene el desempleo en las familias. Lawrence Mishel, presidente del Economic Policy Institute, alertaba sobre las consecuencias del problema sobre la infancia. "¿Qué significa?, se preguntaba, "el momento en que los niños están bajo estrés porque no hay ingresos familiares, o las personas deben mudarse más, o necesitan del pluriempleo, o pierden su seguro de salud. Creo que es algo que dejará una cicatriz permanente en toda esta generación de niños."
El primer paso para abordar la crisis es reconocer que existe. No se trata de un problema que se evaporará cuando el Producto Interior Bruto finalmente comience poco a poco a crecer.
Bob Herbert es un columnista de The New York Times
Una de las grandes historias que oiréis los próximos dos años versará sobre el enorme número de estadounidenses que fueron expulsados del mercado de trabajo en esta recesión y se mantienen incapaces de encontrar un empleo digno una vez la recesión pase. Estamos en desacuerdo.
En este momento hay 5 trabajadores desempleados por cada puesto de trabajo ofertado en los EEUU. Los indicadores de pobreza están creciendo, la proporción de personas necesitadas de asistencia está aumentando y un buen número de jóvenes estadounidenses cae en el abismo del desempleo.
Hace algunos meses la administración Obama y varios economistas de reconocido prestigio previeron un repunte de la tasa de desempleo este año de hasta el 8%. De hecho ya ha alcanzado el 9,4% y la mayoría de analistas esperan que llegue a un 10% o incluso más. Actualmente los economistas comentan que la recesión podría acabar en algún momento de este año, pero la tasa de desempleo continuará creciendo. Esto no es una recuperación, es un sinsentido.
El porqué de este desempleo rampante no es visto como una crisis y no se considera con la urgencia y el compromiso que una crisis requiere, va más allá de mi entendimiento. La administración Obama ha comprometido un gran monto de dinero para evitar que la economía se colapse por completo, pero esto no es suficiente para enfrentarse a la crisis del desempleo.
Se contaban aproximadamente 7 millones de personas desempleadas en noviembre de 2007, un mes antes de que la recesión comenzara. Ahora ya hay 14 millones. Si añadimos a estos desempleados aquellos que están trabajando a tiempo parcial y a los que les gustaría trabajar a tiempo completo, y también aquellos que quieren un trabajo pero se han cansado y han parado de buscar, obtenemos una tasa realmente alarmante.
En mayo de 2009 de acuerdo con el Centro de Estudios del Mercado de Trabajo de la North Eastern University de Boston, "la cifra total de trabajadores infrautilizados se ha incrementado de forma drástica de 15,63 millones a 29,37 millones, lo que significa un aumento de 13,7 millones, o de un 88%. Casi 30 millones de personas en edad de trabajar estaban infrautilizadas en mayo de 2009, la mayor cifra en la historia de EEUU. La tasa general de desaprovechamiento laboral en mayo de 2009 había alcanzado el 18,2%, el valor más alto en 26 años."
Si fuera verdad que la recesión está llegando a su fin y que estas cifras arriba mencionadas están a punto de reducirse sustancialmente, habría menos razones para alarmarse. Si bien hay evidencias que la recesión pierde fuelle, apenas nadie cree que esté por llegar un periodo de bonanza por lo que al empleo se refiere.
Tres cuartos de los trabajadores infrautilizados el pasado año fueron permanentemente excluidos, en contraste con el paro temporal. No volverán a sus trabajos cuando las condiciones económicas mejoren. Y muchos de aquellos que fueron excluidos, lo fueron en sectores como la construcción y manufactura, en los cuales las posibilidades de encontrar trabajo, incluso después de la recuperación no son buenas.
Otro importante aspecto de esta caída económica es el impacto que ha tenido en los hombres, especialmente en los jóvenes. Los varones han acumulado casi el 80% del desempleo en esta recesión. Como declara el Centro de Estudios del Mercado de Trabajo, "la tasa de desempleo masculina en abril de 2010 era de un 10%, en contraste con el 7'2 % femenino, la mayor diferencia en términos absolutos y relativos de género en cuanto a tasas de desempleo en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial."
Los trabajadores menores de 30 años han acumulado casi la mitad de la pérdida neta de empleo desde noviembre de 2007.
Todo esto no es una buena receta para una fuerte recuperación económica una vez que la recesión termine oficialmente, o para una sociedad estable. Los jóvenes varones, especialmente, se frustran a una edad cuando, típicamente, están pensando en casarse, adquirir una vivienda y formar una familia. Además los hábitos de trabajo y experiencia adquirida en la veintena a menudo establecen las bases para futuras décadas de expectativas de trabajo y salario.
Hemos visto lo que sucede cuando se confía en la deuda y en activos hinchados para mantener la economía a flote. La economía no puede restablecerse con cimientos firmes sin esfuerzos significativos para hacer que la gente se reincorpore al mercado de trabajo.
Asimismo debemos considerar el sufrimiento causado por semejantes niveles de desempleo, incluyendo el profundo efecto negativo que tiene el desempleo en las familias. Lawrence Mishel, presidente del Economic Policy Institute, alertaba sobre las consecuencias del problema sobre la infancia. "¿Qué significa?, se preguntaba, "el momento en que los niños están bajo estrés porque no hay ingresos familiares, o las personas deben mudarse más, o necesitan del pluriempleo, o pierden su seguro de salud. Creo que es algo que dejará una cicatriz permanente en toda esta generación de niños."
El primer paso para abordar la crisis es reconocer que existe. No se trata de un problema que se evaporará cuando el Producto Interior Bruto finalmente comience poco a poco a crecer.
Bob Herbert es un columnista de The New York Times
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