José María Nogueira - Cinco Días 08/09/2009
Imagine que usted es pastor y tiene tres vacas pastando en una finca de 12 hectáreas. La carne de sus vacas es excelente y se vende bien. Le toca la lotería y, entre otras cosas, decide adquirir más vacas para estabularlas, haciendo semiintensiva y más rentable su explotación ganadera. Se enfrenta usted a dos limitaciones básicas: la cantidad de pasto que la finca puede proveer y la cantidad de estiércol que las vacas generan y sus 12 hectáreas pueden absorber, pues los vecinos de las otras fincas no están dispuestos a que usted vierta los deshechos de sus vacas en las parcelas contiguas.
¿Hacemos nosotros los cálculos del pastor? ¿Cuántos vehículos todoterreno pueden incorporarse a nuestras carreteras? ¿Cuántas hectáreas de terreno pueden urbanizarse? ¿Cuántos campos de golf más podemos regar? ¿Cuál es la tasa de crecimiento potencial de la economía mundial?
Ahora que arrecian las críticas a la economía de mercado, es importante ser ecuánimes: pese a sus crisis periódicas, nunca antes se había generado tanta riqueza en tan corto espacio de tiempo. Nunca antes habíamos disfrutado de tanto bienestar, aunque debemos recordar aquel anuncio de neumáticos que nos avisaba de que "la potencia sin control no sirve de nada". Después de generar tanta riqueza, ¿tenemos tiempo para disfrutarla? Y más importante aún: ¿cómo de equilibrada es la distribución regional de esa generación de riqueza? Para evitar entrar en consideraciones éticas, recordemos el concepto de gradiente que Miguel Ángel Aguilar nos sugiere en su último libro: la diferencia entre dos valores de una variable, dividida por la distancia que separa las dos observaciones. A la renta per cápita de Algeciras restémosle la renta per cápita de Tánger y dividamos la diferencia por 50 kilómetros. La existencia de elevados gradientes tiene importantes consecuencias prácticas: por dónde saltará la chispa -en electricidad- o por dónde vendrán los inmigrantes -en geografía política-.
¿Cree usted que el mundo volverá a ser como era antes de que llegara la crisis? Tanto la posibilidad de que estemos saliendo de dicha crisis, como el regreso al trabajo después de unas merecidas vacaciones, son buenas razones para hacer un alto en el camino, echar la mirada atrás y estimar cómo es el camino que nos espera por delante. El combustible de la liquidez ha permitido a la llama de nuestra economía arder mucho, pese a la formación y pinchazo periódico de burbujas tecnológicas, inmobiliarias, petrolíferas o bursátiles.
Ahora es el momento de preguntarnos si queremos hacer los cálculos del pastor afortunado. No es preciso ser catastrofistas en lo ecológico para llegar a la conclusión de que no nos estamos portando bien con el planeta que nos alberga. ¿Por qué no computamos en el PIB el consumo de materias primas no renovables en negativo? Quizás sea bueno acordarnos del pasto y el estiércol para dimensionar bien los negocios que hacemos en la Tierra.
José María Nogueira. Responsable de Estructuración de Activos en Banco Pastor
1 comentario:
lo que aprendes con la experiencia propia !!!
porque no deja de ser triste quedarse sin pastos e inundado de estiercol !!
http://elsucu.wordpress.com/
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