200.000.000 de niños y niñas trabajan (habría que ver en que condiciones y seguramente se nos haría un nudo en la garganta como poco) en vez de ir a la escuela.
Bruselas, 12 de junio de 2009: Millones de niños, y especialmente las niñas, corren el riesgo de no poder acceder a la educación y verse en la obligación de trabajar en la medida en que el impacto de la crisis económica mundial se hace cada vez más hondo, ha advertido la CSI hoy, el Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
"Con el aumento de la pobreza y la desigualdad además de las dificultades de financiación que atraviesan los establecimientos escolares, especialmente en los países en desarrollo y en transición, la crisis económica probablemente sumará todavía un mayor número de niños y niñas a los 200 millones que ya están trabajando en lugar de in a la escuela y recibir una educación adecuada. Es un trágico panorama a tan sólo diez años de distancia de que la OIT aprobara el Convenio 182 sobre la eliminación de las peores formas de trabajo infantil", declaró el Secretario General de la CSI, Guy Ryder.
La CSI ha elaborado un nuevo vídeo para llamar la atención sobre este problema y presionar a los gobiernos para que tomen medidas más eficaces contra la explotación de los niños, tanto a través de la financiación de una educación de calidad, como haciendo cumplir la legislación laboral.
Decenas de millones de adultos están perdiendo sus puestos de trabajo debido a la crisis, deteriorando gravemente los ingresos de las familias, lo que hace aún más difícil que las familias más pobres cubran los gastos de la educación.
"Las consecuencias del trabajo infantil, a menudo devastadoras para los niños y niñas víctimas de esta lacra, también son perniciosas en términos de desarrollo económico y social a largo plazo. Los países que no garanticen la educación universal carecerán de una amplia cantera de las aptitudes técnicas y los conocimientos necesarios para contar con sólidos cimientos económicos para el futuro", añadió Guy Ryder.
La CSI y sus socios de la Agrupación Global Unions también señalaron las deficiencias más importantes de la respuesta mundial a la crisis para los países más pobres. Pese a que los gobiernos del G20 acordaron en abril, en su Cumbre de Londres, disponer de una financiación especial, no se cuenta con fondos suficientes disponibles para ayudar a los países, en particular los más pobres.
Además de esta situación, el Fondo Monetario Internacional, que es el principal instrumento elegido por el G20 para facilitar la financiación, está exigiendo para conceder sus préstamos condiciones similares a las que siempre ha impuesto, pese a las promesas de reforma del G20. Estas condiciones significan que existe el riesgo de limitar, e incluso recortar, el gasto público destinado a la educación, así como el de otras áreas clave, precisamente en un momento en el que más se necesita.
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