Sin duda que Wall Street dejará de ser lo que era. Un informe publicado ayer por el Nacional Bureau of Economic Research, titulado Wages and Human Capital in the U.S. Financial Industry (Sueldos y Capital Humano en el Sector Financiero) demuestra que desde mediados de los años 80 los salarios en Wall Street se dispararon motivados fuertemente por ladesregulación financiera.
Los autores del documento, Thomas Philippon de la Universidad de Nueva York y Ariell Reshef de la Universidad de Virginia, dan cuenta de una serie de operaciones ilícitas realizadas por los encargados de la banca como aquella última de los jefes del Merryll Lynch que entregaron jugosos bonos a sus ejecutivos justo antes de la adquisición de este banco por Bank of America. Es conocido el derroche de champaña y caviar en las fiestas de los banqueros, incluso a fines del año pasado, cuando ya la crisis era general.
Los autores del documento, que recopila datos a lo largo de todo el siglo XX (1909-2006) señalan que la situación en los años 30 era muy similar a la actual y que las ganancias para los operadores de Wall Street eran cuantiosas. Sin embargo, una vez establecida la normativa de la Ley Glass-Steagall, estas ganancias se redujeron y llevaron a Wall Street a un terreno normal… hasta mediados de los años 80 cuando esta Ley fue eliminada.
En la nueva era, el sector financiero se convirtió nuevamente en una industria privilegiada por sus alto salarios. En el documento, de 61 páginas, los autores señalan que a raíz de esto los precios inmobiliarios en Manhattan comenzaron a dispararse en los años 90 con el multimillonario empujón de los nuevos ricos de Wall Street. Este fuerte incremento está asociado a la revolución cibernética provocada por las tecnologías de la información, tal como a fines de los años 20 lo fue la revolución eléctrica. El fenómeno condujo a una fuerte demanda de analistas financieros, que llevó una explosión por arriesgadas empresas.
Otro elemento que aporta el estudio es la tentación que genera el aumento de recursos vinculados a la innovación financiera, altamente recurrente cuando desaparecen las instancias reguladoras. Los autores señalan que las operacions de riesgos eran altamente populares en los años 20, pero la crisis de 1929 los llevó a desaparecer. Hasta su retorno en gloria y majestad a mediados de los 80 que estableció un ascenso sin freno.
Como resultado de la crisis actual, que tiene entrampados a gobiernos e instituciones, se detecta que los febles mecanismos reguladores no pueden ir a la velocidad que impone la industria financiera, tal como advirtióHyman Minsky. El ritmo de estas innovaciones requiere capital humano de alta eficiencia lo que hace imposible a los organismos reguladores retener para sí al mejor personal, por lo que ingresan al sector privado seducidos por las altas comisiones.
Philippon señala que estas son oledas y que para volver a la normalidad se requiere un retorno a una mayor regulación financiera. Además, se pregunta, ¿es necesario que una tercera parte de los mejores cerebros se dirijan al sector financiero? ¿Por qué no emplearlos en industrias de bienes que puedan ser un aporte real a la sociedad?
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